Constantemente estamos tomando decisiones que afectan nuestro presente y futuro. La Economía estudia precisamente la forma eficiente de asignar factores escasos a fines alternativos, con el objetivo de lograr el mejor resultado posible tanto individual como colectivamente.
La racionalidad económica guiará nuestras decisiones, haciendo que tomemos la mejor de las posibles alternativas, aunque en la práctica a veces las emociones y los impulsos engañarán al decisor racional.
Por ejemplo somos capaces de ahorrar unos euros comprando en el supermercado productos de menor calidad y a la vez no nos preocupamos de revisar el seguro del coche o la hipoteca de la casa pagando cientos de euros más de lo necesario.
O cuantas veces no hemos salido a la calle sin intención de comprar nada y hemos llegado a casa con alguna compra por impulso.
Lo ideal sería tener un buen equilibrio económico entre el yo racional y el yo emocional, de forma que nuestra calidad de vida aumente con las decisiones que vamos tomando a diario.
1 comentario:
Pues este es un tema muy interesante, amplio y una de las principales razones por las que me gusta esta carrera.
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